Quiénes Somos
Hola! Soy Rocío, creadora de Petricor.
Soy Diseñadora de Indumentaria, egresada de la UBA, pero encontré, un poco de casualidad, mi pasión en la marroquinería.
Creo que siempre tuve en claro que quería trabajar por mi cuenta. Si bien busqué trabajos en relación de dependencia, nunca me imaginé del todo adentro de una empresa.
En el año 2010, cursando la última materia de la carrera, vinieron los planteos de ¿qué voy a hacer cuando me reciba? Si bien durante la carrera había hecho algunos trabajos para marcas, siempre fueron de manera independiente y no tenía nada seguro en ese momento. Entonces con mi compañera y amiga Pato, decidimos empezar nuestra propia marca de ropa, Si te visto no me acuerdo. La verdad que nos dio muchas satisfacciones y realmente nos fue muy bien en un momento, pero las cosas se empezaron a complicar con las importaciones, dólar... en fin, la historia de siempre, y se nos hizo imposible seguir con la marca y los trabajos que teníamos para poder vivir.
Un tiempo antes de dejar Si te visto, me contactó una persona por un facebook que había creado hacía miiiil años donde tenía publicadas algunas billeteras de tela, bastante truchas jaja, que hacía por hobbie, y me propuso dedicarme a eso.
Empecé haciendo billeteras con una máquina Singer familiar, aunque no lo creas! Hasta que mi amigo Esteban me ayudó a comprar mi primer máquina industrial usada, que me acompañó por 6 años hasta que pude comprar una doble arrastre.
Así fue creciendo mi taller, trabajando para otras marcas, muchas veces pasándola mal, por malos tratos, por exigencias ridículas, pero siempre con el objetivo claro: aprender y crecer para tener mi propia marca.
¿Cómo nació Petricor?
En los 10 años que llevo trabajando con marroquineria tuve muchos intentos que fracasaron. Hoy puedo decir que en todos esos intentos fallé en la elección de los productos. ¿Por qué hacer mochilas si me dedicaba principalmente a las billeteras? ¿No?
Siempre me fascinaron las cosas bien funcionales, y si bien se dice que ya todo está inventado, en las billeteras encontré un accesorio al que siempre se le puede sumar o modificar algo para hacerlo increible.
En el 2020 me agarró la pandemia y me quedé prácticamente sin trabajo unos meses, pero con la venta online las marcas comenzaron a vender nuevamente y eso me ayudó a ahorrar algo de plata para invertir y empezar Petricor.
En Noviembre publiqué las primeras fotos en Instagram y comencé a armar la tienda online, fundamental en ese momento.
Al principio me frustré muchísimo, no te voy a mentir, porque tardó un poco en empezar a moverse, y sinceramente no tenía la menor idea de cómo manejar Instagram para vender. Pero así como aprendí sola a hacer billeteras, también aprendí a sacar fotos, hacer publicidad, armar mi web, etc.
Desde ese momento, Petricor no paró de crecer, superando totalmente mis expectativas y dándome la felicidad infinita de trabajar y vivir de esto que amo. En marzo de 2021, a sólo 4 meses de haber empezado, pude dejar los trabajos que tenía como taller y dedicarme a full a mi propia marca.
Hoy, tengo el placer de trabajar con mi papá, que hace el corte, pegado y parte de la costura de tus accesorios. Y en unos días se sumará mi pareja, Gabriel, para ocuparse del armado de las tapas, corte de cartones, facturación, etc.
El objetivo es seguir creciendo día a día!
¿Por qué el nombre Petricor?
Petricor es el olor que se produce al caer la lluvia en los suelos secos: olor a tierra mojada.
Me trae muchísimos recuerdos de mis vacaciones en San Antonio Oeste, en la casa de mi tía abuela Emma, que casualmente cosía para la gente del pueblo. Hasta hace pocos años todas las tardes pasaba el camión tirando agua para humedecer las calles de tierra reseca y desprendía ese olor increíble.
En uno de mis intentos fallidos, mientras pensaba que nombre podría ponerle a mi marca, empezó a llover y la casa se llenó de ese olor que me encanta.
Ahí dije, es este, es Petricor!
Podría decir que después de años de trabajos que no me gustaban, no me hacían feliz, pero que fueron fundamentales para llegar hasta acá, al fín el suelo seco recibió su tan deseada lluvia!
Gracias a mi abuela Norma por enseñarme a coser de muy chica.
Gracias a mi viejo por enseñarme que siempre hay que remarla por muy difícil que parezca.
Gracias a mi vieja por el aguante, y por las colaboraciones no pagadas jaja.
Gracias a mis amigos por siempre empujarme a intentarlo una vez más.
Gracias a Gabriel por acompañarme en este camino y ser mi apoyo fundamental al momento de arriesgarme.

